jueves, 26 de mayo de 2011

Venta del Obispo


Teníamos pendientes un post sobre la Venta del Obispo. Cuando hicimos el de la VENTA RASQUILLA, ya hicimos referencia a su vecina, prometiéndoos el comparar las 2 en cuanto fuese posible. Y ese día llegó.
 Aunque las dos ventas tienen muchas cosas en común, hay pequeñas diferencias que pueden hacer decantarnos por una u otra.
 Ambas ventas están, como ya dijimos, muy cerca la una de la otra, en la carretera que va desde Ávila hasta Talavera de la Reina, cruzando todo el Valle del Tiétar. Lo normal es, desde Ávila, coger ésta carretera hasta llegar al restaurante, pero nosotros hicimos una nueva ruta, un poco más larga (20 km extras), pero muy bonita y recomendable si no lleváis ninguna prisa y os gusta disfrutar de los bonitos paisajes y de la naturaleza. Desde Ávila, cogimos la carretera de El Barraco, donde nos sale en su entrada, la carretera que nos llevara a nuestro destino. Curiosamente, en el cartel informativo, no pone que esa carretera nos lleve a San Juan de la Nava (el primer pueblo que pasa), ni a Navalmoral (creo que es el pueblo más grande que cruza). Ni siquiera pone en el cartel de Obras Publicas, que esa carretera llega hasta Hoyocasero (último pueblo que visita antes de morir en el cruce con la N-502, la de Ávila – Talavera). Cuando lleguemos a El Barraco, después de subir el puerto de La Panamera, lo que nos encontraremos a su entrada es un cartel que pone: VENTA DEL OBISPO 47. Esto nos puede hacer una idea de la importancia de ésta venta en esa zona. Cogiendo ésta carretera, la AV- 905, cruzaremos los pueblos de San Juan de la Nava, Navalmoral (donde también nos han dicho que se come muy bien), San Juan del Molinillo, Navarredondilla, la garganta de Navalacruz (precioso), Navatalgordo, Navalosa y Hoyocasero, antes de llegar a la Venta del Obispo.
 Aunque tanto la Venta del Obispo, como la Venta Rasquilla, son las típicas ventas de carretera, aisladas y en edificios antiguos, hay que reconocer que la Venta del Obispo llama más la atención en éste aspecto. El local tiene más encanto. Ayuda conocer la historia que le da nombre al local, construido en el siglo XIV y restaurado en 1803 por el obispo Gómez de Salazar para dar cobijo a los andantes y, sobretodo, pastores de la trashumancia de la época. Los actuales dueños, son herederos de éste personaje.
 Pero vamos a lo importante, nuestra experiencia gastronómica. La primera diferencia respecto a la Venta Rasquilla, es que entre diario, de lunes a viernes, al menos en la época que nosotros lo visitamos, no abren el comedor para los comensales, sino que los sirven en las mesas junto a la barra o en la terraza, como fue nuestro caso. Pedimos lo mismo que habíamos comido en la Venta Rasquilla, es decir una ración de patatas revolconas, otra de migas del pastor y dos chuletones en su punto. El camarero nos avisa que es mucha comida, nos reímos, y le decimos que no hay problema. Lo regaremos esta vez con el vino de la casa, que nos asegura el camarero que es muy bueno. Nos llevan los primeros, el tiempo de espera es mínimo. Muy buenas las dos raciones, pero me gustó mas las de la Rasquilla, especialmente las revolconas. Cuando nos retiran los primeros, se acerca el cuñado del camarero, que nos cuenta que va a cargar, con su suegro, un camión de terneras, que ellos mismos se encargan de criar y llevarlas al matadero para tener carne para las próximas fechas. Quiero con esto decir que, el restaurante, más familiar, no puede ser. Mientras hablamos (y entretenemos), nos llevan los dos chuletones. Impresionante. Es el único adjetivo que se me ocurre. Calculo que sería más de 800 gramos de carne (mira un video para hacerte una idea). Una pasada. Eso sí, pronto nos daríamos cuenta de las desventajas de un chuletón tan grande, especialmente para partir la carne. Y es complicado darle el punto perfecto a una carne tan gorda, dejando la parte de fuera muy quemada y por dentro cruda. Aunque suene bien, es muy pesado de comer. Por eso, creo que la carne es magnífica y el aspecto impresiona, pero me agrado más una presentación más “pobre” como el chuletón de la Venta la Rasquilla. No pudimos tomar postre (ni siquiera capaces de acabar el chuletón), así que acabamos con un par de cafés y dos Hendricks con tónica (Nordic, otro delito). Total, 70 euros, igual que en su vecina en su día.
 Como resumen, diría que ambas ventas son sitios recomendables, muy económicos, con productos naturales (la carne) y trato muy familiar y cercano. Personalmente, a mi me gustó más la Venta Rasquilla, aunque lo mejor es que vosotros hagáis la prueba, visitéis ambas, y saquéis vuestras propias conclusiones.

3 comentarios:

  1. Lo,malo y abusivo fie que nos cobraron 8'50 euros por una cerveza, una cocacola y el pan (que no habíamos pedido) y dos euros por cada café cuando a los vecinos de al lado les habían invitado a los mismos. Hay que tener mucho cuidado con los extras porque se comportan como esos malos hosteleros que se dedican a estafar a los guiris sabiendo que no volverán nunca por allí.
    Por lo demás el xuletón de un kilo para dos no estaba mal (30 euros) acompañado de una ensalada mixta normalita (9euros) y un arroz con leche de 4 euros y una botella,de,lagunilla por 11.
    Total 66' 5 euros para dos personas.
    Para compensar no dejamos propina, hicimos saber a la camarera que opinaríamos mal del lugar en internet y manchamos "accidentalmente" de vino el mantel.
    Escribimos esto porque pensamos que es importamte que los abusos no quedan impunes. Seguro que a Imanol Arias y a Echanove no les habían tratado tan mal.

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  2. La venta del Obispo es un lugar precioso y de muy buena gente empezando por sus propietarios lo primero y eso de ACCIDENTAL .... MENUDOS FRIKIS ... si no sabeis apreciar lo bueno iros al Bueguer King.

    tanto venta del obispo como rasquilla como marcha mala son sitios con historia.



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  3. Mala atención, carísimo, la comida de baja calidad, para el precio que cobran.

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